lunes, 15 de febrero de 2010

La farsa de la subcontratación IT

Mi sector, el sector de la consultoría tecnológica, está plagado de empresas-farsa. Muchas de éstas son meras empresas sin estructura, buhardillas con teléfono, aunque en la página web y en el infojobs (que lo aguanta todo, como el papel), esgriman que se trata de una empresa de reconocido prestigio internacional, con cientos de empleados (curiosamente múltiplos de 100), con oficinas ¿? en las principales ciudades del país (muchas veces corresponden a los domicilios particulares de los administradores y apoderados), que tiene clientes reconocidos (con historias de éxitos y proyectos inventados, muchas veces el estar 5 días en un cliente ya lo venden como que han hecho un megaproyecto de reingenería de procesos), y blablabla…

Sin embargo, yo vivo en este mundo y no soy hipócrita: muchas veces me veo obligado a trabajar con ellos (cada vez menos eso sí) si quiero comer. Ello es porque bloquean el canal de una manera inaudita, y es imposible acceder al receptor final de mi servicio (y muchas veces ni a los penúltimos de la larga cola de intermediarios).

Es decir, finalmente acabo dando un servicio de consultoría, trabajando a pie de cañón con un alto grado de estrés propio del sector, jefes histéricos por falta de experiencia tecnológica, altas dosis de responsabilidad, con el que me juego los huevos (y mi casa, al ser autónomo), trabajando como un burro 5*10 horas semanales, y mientras tanto una empresa intermediaria con una recepcionista se lleva el 15% del margen, otra por ser la consultora favorita del cliente (porque el socio fue a la boda del director de informática), se lleva otro 15%, y así pueden haber varios niveles (he visto casos de 4 intermediarios sin estructura antes del cliente final), hasta que mi ‘ valor añadido’ se lo ha comido todo dios y a mí me queda un 50% de lo que paga el cliente (en el mejor de los casos) a toda esta sarta de chupópteros, siendo yo quien realiza el 100% del trabajo y tengo el 100% de las responsabilidades.

Luego resbalas y te partes las pierna en el trabajo, te contagian la gripe A, el proyecto ‘explota’ por la alta rotación que provoca el sistema de subcontratación, lo que vendió el socio no tiene nada que ver con lo que te han especificado ,etcetc, y nadie quiere saber nada. Se causan daños y perjuicios al cliente, hay juicios, la consultora usa a los freelance como cabeza de turco: ‘es culpa del externo’, etc. y, curiosamente, todos aquellos intermediarios que tan ‘chupópteramente’ querían estar en el meollo para llevarse sus márgenes, se pasan la pelota unos a otros, nadie es responsable de nada ni quiere saber nada ni formar parte, todo ha sido culpa del consultor, y éste calla como una puta por miedo, cuando podría denunciar relación laboral encubierta para que le paguen la baja médica o declinar la responsabilidad al contratador (que suelen ser los que más culpa tienen, ya que son meras empresas de recopilación de currículums sin saber discernir qué consultor aporta calidad), pero no lo hace después de que los gerentillos de tres al cuarto le amenacen de ‘usar sus contactos para eliminarlo del mercado y que no pueda encontrar trabajo en España’. La legislación actual española favorece a los autónomos, que pueden denunciar cesiones ilegales, dependencia laboral, etc. pero nadie lo hace por una cuestión de falta de cojones.

Así pues, sólo queda aguantar y resistir. En un mundo ideal una cooperativa de informáticos, a modo de pescadería, podría gestionar los recursos, facturar y ser el único intermediario al cliente, facilitando la comunicación, disminuyendo la rotación, aumentando la calidad de entrega y haciendo al cliente precios más competitivos ya que ya no se eliminaría la fauna chupopteroptil de intermediarios, dícese de comerciales-recepcionistas-socios-managers abueletes cansados de trabajar y con ganas de vivir de los demás.

Pero eso jamás lo permitirán los socioabueletes de las Big Five anglosajonas (entre otras), porque parten de la idea aceptada por el poder dominante de que los 'viejos' han de vivir de los 'jóvenes', como los yanquis de los europeos, las rémoras de los peces. Mejor dicho los ex-profesionales que viven de la relaciones han de chuparle la sangre y la vida a los trabajadores que prestan el servicio.

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