lunes, 15 de febrero de 2010

Burrocracia y acoso a la pyme

“Un restaurante de BCN deberá pagar 413.000 euros por uso ilegal de marca”
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=687340&idseccio_PK=1022

Burrocracia y sociedad absurda, si alguien ha visto el clásico de ciencia ficción ‘Brazil’, de Terry Gilliam (Monthy Python), podrá darse cuenta de que poco a poco nos dirigimos hacia un mundo enfermo, automatizado, burrocratizado, donde el poder del papel, de los grandes bufetes de abogados, del automatismo y la ignominia, de las frases hechas y conceptos copypaste campan a sus anchas e imponen su poder, fomentado por el estamento económico, que destruye a los pequeños y humildes competidores y empresarios, permitiendo el crecimiento de rascacielos que acaban tapando cualquier resquicio de luz y haciendo sombra a la propia humanidad y el sentido común.

En breve asistiremos al triunfo de las empresas transnacionales, que se permitirán el lujo de comprar lo que no está en venta: el aire, el sol, los planetas, las palabras, la música, los conceptos… cada vez que hagamos uso deberemos pagar el correspondiente canon, por lo que el mero hecho de existir será cada vez más arduo, como una cuesta que poco a poco se va inclinando más por el peso de la estupidez humana y en breve sólo nos dejará como solución a los mortales humildes el arrojarnos al abismo.

¿Se puede patentar la marca Buda? ¿Alguien le preguntó al propio Buda, o a sus descendientes, si le permitirían patentar su nombre? Entiendo que el más enojado sería el propio Maestro, al darse cuenta que grandes empresas con grande bufetes de abogados hacen tan lucrativo su propio nombre que creo Él no les dio permiso para usar. Si él predicaba el amor, desinterés y ayudarse los unos a los otros. ¿Qué gracia le hará que usen su nombre para destruirse unos a otros (empresarial y posiblemente personalmente visto el volumen de la multa)? Así pues, ¿y si me da la gana a mí patentar el oxígeno? Que yo sepa nadie lo ha patentado. Cada vez que alguien respire debería pagarme un céntimos de euro. De hecho creo que ya hay empresas americanas que se lucran patentando planetas. Como la sociedad no sepa discernir qué es comercializable y qué es de dominio público tendremos que replantear las bases del capitalismo so pena de autodestruir la hermosa Creación.

Con la SGAE lo mismo. No sólo patentar derechos de autor, sino encima cobrarlos varias veces por diferentes medios, lo que se podría tildar de robo encubierto de guante blanco. Pero bueno, eso ya es otra guerra donde ya profundizaré más adelante.
Eso sí, mi visión no es utópica hipiarra- cumbayá donde todo el mundo es libre de usar lo que quiera. Quiero decir que hay límites razonables que es cuando el interés de uno puede perjudicar a otro. Estoy en contra del uso indebido de marcas cuando se esgrime un argumento de usurpación de indentidad. Es decir, una empresa que intenta lucrarse a costa del nombre y fama de la otra, induciendo a la confusión al propio cliente, que cree que las dos empresas en el fondo son una. Eso sí debería ser penado.

Pero que alguien me diga qué cojones de usurpación de identidad hay entre los miles de buda bar que hay en España, y el susodicho Buda francés que es quién denuncia. Cuando busco un Buda no busco al bar francés, por lo que no me aprovecho de su fama, busco un sitio relajante, con sofás, tés, ambiente tibetano, etc. Un conjunto de características más propias de una cultura que de una empresa.

Estamos ante la nueva forma de acoso y derribo que tiene las grandes empresas que, debido a la crisis, ven que la única manera de tener ingresos (y extraordinarios) es por la vía judicial. Al irles mal siempre echarán la culpa a los demás: que si este se aprovechó de mí posición, que si me copió mi savoir-faire, etc. Gilipolleces propias de los nuevos yuppies encorbatados vendemotos muchopico-pocapala, que sólo saben comerciar con ideas-humo intentando hacer ver que tienen valor añadido, y no sudar la gota gorda para tirar adelante un negocio. Son éstos que recurren a sus papis y a los bufetes de abogados que, también ávidos de dinero sucio y no ganado por méritos, inventas triquiñuelas legales sin sentido común para acabar llevándose un cuantioso porcentaje de los 400.000 euros que este modesto bar sito en Pau Clarís tendrá que abonar no sé cómo, sólo por haber usado términos e ideas de dominio público, que deberían estar prohibido ser patentables, como registros de la preciosa humanidad y de la cultura.

Yo acuso a estas rapiñas y buitres legales que cobran a porcentaje de cualquier chorra-demanda que te induzcan a hacer (sin desmerecer a la mayoría de honrados profesionales del sector), y a estas empresuchas que destruyen a la competencia con malas artes por envidia, y al sistema judicial que los apoya, de robo encubierto, de asesinato profesional, y los condeno a que ellos mismo se acaben devorando a sí mismos y hundiendo en su propia miseria moral, que es el futuro que les depara. Mientras tanto, invoco a Buda para que al resto de los humildes mortales y pymes se nos de ‘resilencia’ para aguantar semejantes desfachateces.

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